viernes, 23 de julio de 2010

ENTRE EL CIELO Y EL SUELO NO HAY NADA OCULTO

Hace unos días me hicieron un regalo en forma de letras ordenadas.La autora del relato es la señorita Esperanza,bonita por dentro y por fuera, portadora de una de las cabecitas mejor amuebladas que conozco y con una sensibilidad desbordante.
Este tipo de cosas son las que me hacen seguir ilusionada, a pesar de todo...
Me encantan las sorpresas y mas de este tipo, gracias bonita. Aqui os lo dejo.



Capítulo 1
“Entre el cielo y el suelo no hay nada oculto”

Cuando pequeña, solía espiar a mi abuela y a sus amigas tras la cortina colgada a modo de puerta, solían decir cosas interesantes, aunque yo, a menudo, no las entendía.
“Cuando una madre grita en el parto, a la nueva criatura se le pierde una parte de sí misma en el proceso o se tuerce, dependiendo del grado de torsión de la madre, así habían conocido a niños sin voluntad propia, otros sin lágrimas en los ojos e incluso otros con el corazón en los pies.
En ese momento no lo entendí.
Años más tarde la conocí a Ella.

Capítulo 2
Se llamaba Rocio, todos la llamaban Ro, siempre decía que su nombre no le gustaba porque era nombre de Virgen y que quienes creían en las Vírgenes eran incapaces de creer en sí mismos, yo solía decirle que su nombre repetido por el eco era como un arrullo.
Ella me sonreía.

Capítulo 3

Cuando Rocio nació todos gritaban en la sala, de este modo, una parte de ella se quedó dentro de su madre, exactamente el tejido que recubre el pulmón contra los gritos. Y así creció, con una parte menos de sí misma, escuchando gritos ajenos que no sabía donde guardar y tragaba….

Con el paso de los años sus pulmones se resintieron y empezaron a ahogarse poco a poco, entonces ella buscó una salida, la primera fué la puerta de su casa.

Ella respiró.

Capítulo 4
Abrió otras puertas en los años siguientes, pero tuvo que cerrarlas por falta de aire, así que decidió refugiarse en el sexo, se alimentaba del aliento ajeno. Y le funcionó hasta que el corazón se cansó y en venganza le cegó los sentidos durante varios años, era una lucha entre la falta de aliento y el corazón entorpeciendo su libertad.

Ella se ahogó.



Capítulo 5
La encontré de nuevo, me contó que había conseguido cerrar la última puerta, pero que ya nunca volvería a respirar cómo antes, que estaba cansada, "yo siempre quise una vida bonita".

La miré, recordé cuando la conocí, sus ojos eran tan grandes que se veían mundos dentro de ellos.

“No puedes rendirte, el Rocio muere por la tarde pero siempre renace al amanecer”.

Renacer.

Ella sonrió.

Capítulo 6
Se descalzó, anduvo despacio sobre el suelo mojado, se tumbó, miró al cielo, tomó aire y suspiró.

Por sus dedos en contacto con la hierba húmeda empezaron a escaparse todas las sensaciones, todos los recuerdos, todos los gritos,

y desaprendió lo aprendido...

Desaprendió que las palabras pierden sentido cuando se convierten en gritos,

que hay besos que esclavizan y otros que liberan,

que en Noviembre todo duele el doble,

que el matiz va más allá del blanco y negro,

que no se puede atrapar al viento,

desaprendió lo bueno y también lo malo.


Y respiró

y esta vez no habría gritos

sólo

una vida bonita.

3 comentarios:

Noagranada dijo...

Bonita Bonita tú

Juanma dijo...

Lisa y llanamente: Precioso.

Tremendo regalo oiga.

Parece que hay por ahí un puñado de gente que te quiere bien y mucho.

Besos.

norte dijo...

soy una chica con suerte :)