Había una vez un cuento…había una vez un ser mágico que cansado de tanto oso amoroso y tanto nomo despistado decidió abandonar su mundo de fantasía para buscar la crudeza y estupidez de un mundo imperfecto…
Esta dríada de orejas puntiagudas y corazón sediento de tristeza, estaba cansada de vivir en una película de alto presupuesto que hablaba de todo, pero que no decía nada; con hermosas imágenes pero con estúpidas historias donde no había sitio para intensos momentos y finales tristes.
Esta pequeña fada quería vivir una película de bajo presupuesto, cine independiente, historias que podían ser de una forma u otra felices pero que sin embargo poseían momentos exquisitamente tristes y sobrecogedores…nuestra hada quería sentir debilidad, quería amar y no ser amada, quería derramar negros océanos y blancos mares por sus inertes y mágicas mejillas y así poder sentirse un poco mas humana, poder darse la oportunidad de ser feliz, ahogada en su propio llanto, de ser feliz sumergida en su mas profunda tristeza…