
Cuando uno tiene un gato en casa, ningún condenado se atreverá a atacar. Por eso se dice que el gato es el demonio a quien el alma respeta. Pero hay que tener mucho cuidado, porque el propio gato puede ser el interesado en llevarte a los infiernos. Ha habido muchos casos en que el gato ha matado a sus dueños. Cuando el gato mata a alguien, se lleva su cadáver, vuelve y sigue matando a todos los que viven en esa casa. Pero si no se puede llevar el cadáver, es el gato el que desaparece. Para evitar que el gato mate a sus dueños o un demonio se apodere de él, lo mejor es bautizarlo. Para bautizarlo hay que cortarle, cuando todavía es cachorro, la punta del rabo y de las orejas.
El gato negro es el más peligroso. El gato negro, cuando lo maltrata su dueño, se transforma en candela a las doce de la noche y al caminar deja en sus huellas chispas de fuego. Se dice que nunca muere en casa de su dueño, sino que va a dejar sus restos en lugares apartados, como son las cuevas, las quebradas, etc.
Cuando se va este animal, nadie lo ve porque va a unirse con el diablo y su alma vuelve cada 15 días, durante los cuales el dueño está fastidiado porque en la noche ve candelas en la casa.
Tiene que pedirle protección a San Honorato cara de gato. A los gatos les gusta practicar «funerales». Uno de ellos se hace el muerto y el resto lo carga. Esta acción de los gatos es de mal agüero, por lo que es necesario hacer el «chique» para contrarestar. «Chique» viene del verbo «chiquiar», que significa dejar sin efecto la intención maligna. Para lograrlo hay que matar a los gatos que han estado practicando el funeral, o por lo menos a uno. Si no se logra, algún conocido será el que muera.
Tiene que pedirle protección a San Honorato cara de gato. A los gatos les gusta practicar «funerales». Uno de ellos se hace el muerto y el resto lo carga. Esta acción de los gatos es de mal agüero, por lo que es necesario hacer el «chique» para contrarestar. «Chique» viene del verbo «chiquiar», que significa dejar sin efecto la intención maligna. Para lograrlo hay que matar a los gatos que han estado practicando el funeral, o por lo menos a uno. Si no se logra, algún conocido será el que muera.
Se le presenta también muy a menudo celebrando asambleas con el diablo.
En casa de una familia había muerto un gato romano. Nadie pensaba en darle sepultura, sino que lo tiraron al tejado. Pero en la noche, cuando todos dormían, en la casa se escuchó una orquesta en el techo.
Impulsados por la curiosidad se levantaron a esa hora y salieron a ver lo que ocurría y vieron que en el techo había muchos gatos que tocaban sus instrumentos alrededor del gato muerto. Éste empezó a revivir, moviendo primero la cola, luego alzó la cabeza y por último se levantó y se fue bailando al son de la música.
Se dice que estos gatos fueron diablos.
Esperemos que a Truman no le de por ciertos rituales...
1 comentario:
Eso de san Honorato Cara de Gato, también se escucha en Huancayo, muy bueno el relato.
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