
La fotografía , mi asignatura pendiente , nunca mejor dicho, porque tenerla (por unas causas u otras) la tengo pendiente.
Siempre he admirado la capacidad de captar instantes y que esos instantes tengan algún tipo de interés. Antiguamente se creía que al ser fotografiado te robaban el alma y si alguien es culpable de brujería Juan José Gomez Molina , lo es sin ningún tipo de duda.
La autenticidad que nos da la desnudez , como individuos, como personas únicas con nuestros defectos y virtudes, mostrándonos como mapas de carretera marcados en medida de lo largo o duro que este siendo nuestro viaje.
Sin prendas que nos arropen, que nos protejan, que nos ayuden a decir o explicar quienes somos y que queremos o que hacemos.
Y como único y ultimo recurso la mirada, la pose intentando darte explicaciones no pedidas debido a la vergüenza y a la sensación de fragilidad que nos invade cuando no tenemos ningún sitio donde escondernos que no sea nuestra propia piel.
A todos desde pequeños nos han enseñado a relacionar el cuerpo desnudo con la intimidad y el sexo y a que no debemos ir despelotandonos ya sea por norma social o por simple respeto a nosotros mismos.
Gomez Molina nos muestra esa intimidad con tal naturalidad que no nos deja caer en el morbo de lo prohibido, sino en un dialogo en el que sentirnos identificados y llevarnos a reflexionar en lo grandes y pequeños que podemos llegar a ser si nos despojan de nuestra “identidad”...
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